La Tumba Vacía
Siempre estuvo vacía, comento José, el empleado mas antiguo del cementerio a Heriberto Joaquín Morales, el nuevo jefe, un hombre tan meticuloso en todos los aspectos de su vida que no podía tolerar esa tumba vacía, reservada desde la creación del antiguo campo santo hace mas de 150 años y lo que es peor, nadie sabe ya a quien pertenece o perteneció, porque no cabe dudas que el adjudicatario ya no existe. Heriberto Joaquín Morales logro en muy poco tiempo poner en orden todos los asuntos del cementerio, el único tema por clarificar es el de la tumba vacía, por ese motivo, revuelve los viejos archivos decidido a ponerle fin al asunto. Quedándose hasta altas horas de la noche, a pesar de la tormenta que azota. Por fin, bajo una montaña de papeles encuentra un libro de actas de aspecto muy antiguo forrado en cuero, sacude un poco el grueso volumen, lo abre y observando la prolija caligrafía a mano queda inmerso en lo que parece un discurso inaugural, apresura la lectura hasta llegar al apartado referente a la parcela, “la cual fue reservada para que descansen los restos mortales del señor”..... Un rayo cae en ese instante y a pesar de su lejanía estremece la tierra e ilumina claramente la pagina que dice.....”los restos mortales del señor Heriberto Joaquín Morales”. Una especie de shock eléctrico le recorre el cuerpo como si el rayo, en lugar de caer a lo lejos, lo hubiera hecho sobre su cabeza, y cae inerte con la hoja fuertemente sujeta en sus manos.
Heriberto Joaquín Morales descansa en paz, la tumba vacía ya tiene ocupante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario